26 julio 2007

Paseando por la ciudad

Desperté una mañana de marzo, con la esperanza de que todo lo vivido sería un presagio de mi futuro. Todo se hizo realidad, encontré a la mujer por la cual tanto soñé. Esa mujer, cuyo nombre no voy a mencionar, me hizo creer e ilusionar con que la belleza en la vida existe.

El año había comenzado de la mejor forma, no se cuanto gaste, ni siquiera quiero contar cuanto tiempo emplee en conocer a dicha mujer que con sus bailes y sus risas me encandilo, me cegó de tal manera que renuncie a todo lo que pude.

Llega marzo y con ello un nuevo año académico, el cual, por inercia tendría que ser muy bueno!!! Espectacular!! Excelente!!, bueno eso pensaba. No pasaron ni tres días del inicio de clases cuando el primer combo llego. Sin mayor provocación y con la convicción de haber hecho el mejor trabajo en años, las rivalidades y las envidias no cesan. Quizás fue un golpe duro, mejor dicho y lo afirmo, fue un golpe duro. Reponiéndome a eso, la doncella desaparecida del verano, asomo su cabeza para mirar más allá de su ventana. Ahí estaba ella, en la bajada del metro Santa Ana con blue jeans, polera blanca y lentes de sol.

En ningún momento dejo de mirar su reloj, como si el tiempo la persiguiera. Ahí estaba yo, con polera celeste y pantalón corto de color blanco. Caminamos, conversamos, comimos, reímos y nos admiramos. Ella, siempre con sorpresas, me hechizo con sus cortos 20 años. Ya ni se cuanto tiempo estuvimos juntos ese día, pero se me hizo muy corto. A medida que avanzaba el tiempo, avanzaba nuestra caminata por la ciudad, llegamos al forestal, piropos iban y piropos venían. Me encontraba viviendo el sueño del Pibe. Cuando dicen que las historias de amor terminan con un final feliz, ese día dije!!Es verdad¡¡.

Tímidamente nos íbamos acercando, aunando criterios, creando sueños. La hora avanzaba y no quería que se fuera, un ave voló cerca y la bese, recuerdo el nerviosismo en las manos, el palpitar de mi corazón, me hizo recordar cuando di mi primer beso. No se puede explicar que paso ese instante, sólo fue mucho amor (de mi parte).

Cantores populares, vendedores ambulantes, cuenta cuentos paseaban por el forestal animando esa tarde de marzo, yo feliz… el corazón explotaba de emoción, en ese instante nada me podía matar, era invencible.

Ese paseo hermosísimo por las calles de la capital, se extendieron por alrededor de dos semanas, yo embobado no pensaba. Ella una mujer lunar, todo un misterio, contaba historias, hacia bromas, me hizo feliz. Esa mujer creyó por un instante en mí y yo en ella, ¿Cómo podía terminar esto? Todo comienzo tiene un final, un domingo por la noche, lo recuerdo como si hubiera sido ayer. Suena el teléfono, su voz me deja mudo:

“Hola, como estas?
Muy bien y tu, desaparecida en acción. (Hace dos días que no hablábamos)
En mi casa haciendo las cosa, oye necesito hablar contigo,
Cuéntame que pasa?? (Algo no andaba bien, una extraña sensación invadió mi mente) Juntémonos mañana para conversar.
No, tiene que se ahora
Por teléfono…
Se trata de nosotros.
¿Qué pasa con nosotros?
Todo ha sido muy lindo, inesperado pero lo he pensado mucho y me cuesta entenderlo.
Dime que pasa.
Es que no puedo seguir saliendo contigo, entre a la U y mi familia, no creo tener tiempo suficiente.
Pero no me puedes decir esto por teléfono, hablemos, juntemos nos, no puedes ser así.
Así soy, lo siento, yo te llamaré para juntarnos y conversar.
Pero, espera no me puedes dejar así.
Lo siento es por mi bien, yo te llamo”.

¿Qué hice? Me pregunte, la cosa no podía andar peor, todo lo hermoso que viví, desaparecía. Esa semana fue terrible, esperando su llamada para explicar y aclarar un poco las cosas nunca llegaba, el ambiente político en mi escuela era insostenible, con coraje, dignidad y honor enfrentaba los ataques de mis adversarios, los que nunca me derrotaron y como guinda final, entrega de dos controles… un 1 en cada uno de ellos. Todo, cuesta abajo y yo solo.

El tiempo avanzo, los problemas se fueron solucionando de a poco, las notas se remontaron, la politiquería barata, absurda, cochina, siniestra y envidiosa comenzaba a terminar, sin antes dejar su huella y el amor… el teléfono nunca más sonó. La mariposa voló a encontrar un nuevo árbol, la alegría ya viene, me decía a mi mismo, como si eso me fuera a levantar el ánimo.

Los meses pasaron, las turbulencias del viaje se terminaban, nuevos proyectos asomaban. Me prometí subir mis notas, encausar mi camino, encontrar la forma de superar ese trago amargo de comienzo de año. Llore muchas veces, algunas en público otras en mi pieza.

La alegría ya viene, me prometí encontrar la alegría. El semestre concluía, paros y tomas se cruzaban en mi camino. Llego el final y como siempre, aprobé todos mis ramos, subí mis notas y logre volver al camino, del cual me quisieron sacar. NO ME RENDIRE JAMÁS.

LA VICTORIA NO SE ALCANZA CON UN GRITO, SE LOGRA CON UNA ACCIÓN.